Decidí que desde ahora seré cuentista en vez de poeta
Aki una selección de mis peores cuentos
(no es humildad, de verdad son malos, es que es mi primer día)
Hoy el primero que se llama
"La blanquita"
Extremo de la tensión infantil, mirábamos nuestras manos y el jugueteo aumentaba la confianza. La luz era cálida, a tu pelo de niña le llegaba el sol y yo me tensaba de lo cerca que te tenía.
Nuestro secreto, solo nuestro.
Te quería regalar todos los dulces que aún no sabía que te gustaban, escucharte hablar por horas, que cuando tu mamá te hacía trencitas te tironeaba, que le tenías mala a tu mamá, que ella casi no estaba en la casa y tú eras feliz con eso, con tu vida "simple" a los trece años. Ir a la banca del patio en el recreo, nuestras manos cerca, casi casi tocándose, con la cara roja decirme que te gustaban mis ojitos, mirarnos con timidez, ir a dejarte a la sala del octavo B.
El calor y el deseo de nuestro primer beso, por ahí en diez de julio, después de que nos acosaran como tres pasteros. Yo te iba a dejar todos los días después de la escuela, vivías en una población toda cuma y eras la clarita de la familia, a mí me gustaba tu pelo clarito, se parecía al de mi muñeca favorita, para ese entonces había dejado de jugar con muñecas hace tres años recién.
Esa vez que fuimos al San Cristóbal, comimos helado y nos lo echamos en la cara, yo leía mucho libro y tu igual, así que tal como en un crepúsculo chileno adolescente pusimos un candado en el Mapocho, y tiramos la llave ahí, sellando nuestro amor junto con la mierda circulante.
Me fijaba en que te doblabas la falda más y más arriba y que te ponías las bucaneras sobre la rodilla, te empecé a imitar el estilo, para mí eras la niña más linda del mundo y quería ser igual que tú.
Fuiste el primer amor más bonito mi blanquita, lástima que después me metieran la cabeza al water y tuviéramos que terminar, quizá mi vida hubiera sido distinta, quizá la tuya igual, quizá no me hubiera reprimido y seguiríamos dándonos besitos entre ferreterías y llantas de auto.